lunes, 13 de abril de 2009

LA OPINIÓN DE LA SEMANA

NEW AGE Y DEÍSMO.

Javier de Miguel

Como iremos viendo, la Nueva Era no es un movimiento fácil de describir, porque no tiene límites o fronteras definidas, tal y como puede tenerlos una religión tradicional, que divide naturalmente a las personas entre creyentes y no creyentes.

Por el contrario, la Nueva Era es un conglomerado de características, sistemas filosóficos, pensamientos, etc, que a priori pueden parecer desconectados unos de otros, pero que en el límite, comparten un presupuesto común: la idea utópica acerca del stablishment de un nuevo orden mundial, de un hombre nuevo, de cariz revolucionario, entendiendo como revolucionaria toda doctrina o sistema filosófico-antropológico que pretende ignorar la naturaleza humana para moldearla a su antojo, en función de la conveniencia de cada momento.

Ante este panorama, cabe preguntarse: ¿es la Nueva Era una ideología atea?. En absoluto. El ateísmo ya no se lleva, al menos por lo que respecta a la vanguardia del pensamiento ideológico. Que, en la práctica, muchos ciudadanos de a pie se consideren ateos, se debe a la permanencia de la inercia de los movimientos ateos que tuvieron lugar en décadas pasadas.

Lo que ahora se lleva, y que poco a poco va calando en las sociedades, es el deísmo. Por deísmo se entiende una concepción de Dios que no niega su existencia como creador del mundo, sino que simplemente niega que tenga la más mínima influencia en la vida de las personas, que pueden actuar libremente a su antojo sin estar sometidos a ningún tipo de ley de orden natural.

El ateísmo es filosóficamente difícil de defender sin caer en una de estas dos tendencias: el agnosticismo o el deísmo, que en cierto modo son lo mismo: la negación de conocer a Dios, no en sí mismo, sino de conocer un Dios personal, que se puede conocer y se deja conocer.

Por el contrario, el deísmo es una filosofía muy cómoda y vendible, pues satisface la necesidad trascendente de todo ser humano, a la vez que posibilita un aterrizaje suave en las culturas tradicionalmente religiosas. Tal y como brillantemente expone Eileen McGarrity, en su libro "Síntesis del Movimiento de la Nueva Era" esta progresión se produce de la siguiente manera:


1a. Etapa: Iglesia NO - Cristo SI: Etapa de penetración de las sectas de origen cristiano y en nuestros países, etapa de descrédito de la Iglesia y de los sacerdotes: "Yo creo en Cristo, pero no en los curas", fue un comentario que comenzó a difundirse y a oírse entonces, convirtiéndose casi en "slogan"

2a. Etapa: Cristo NO - Dios Sí: Etapa de invasión de la religiosidad oriental y de los gurúes orientales hacia el occidente cristiano.

3a. Etapa: Dios NO - Religión SI: Etapa en que asuntos seculares se convierten en cuasi-religiosos. En política, el Marxismo; en la ciencia, el Freudismo y el comienzo de los movimientos del "desarrollo del potencial ilimitado del ser humano".

4a. Etapa: Religión NO - Sacralidad SI: Etapa de promoción de creencias y prácticas del ocultismo que se promueven como sagradas: es ya la Etapa de la Nueva Era.

Así pues, la Nueva Era es un movimiento netamente deísta. Cada persona tiene su dios particular, pero es un dios que “no molesta”, primero porque no tiene ninguna influencia en la vida pública, y segundo, porque es un concepto de dios tan vago y esbozado que la mera creencia en él abarca la práctica totalidad de “modos” de creer.

Más que poner el foco en las prácticas ocultistas como un factor clave de la Nueva Era, prefiero poner el foco en el establishment de una religión secular, que puede manifestarse de muchas maneras, porque como acertadamente afirma G.K Chesterton, Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa. La existencia de un “Arquitecto del Universo” no es realmente un problema, es quizá incluso un trampolín, para el movimiento revolucionario.

Mi opinión: la Nueva Era es de todo menos “Nueva”. Para que nos hagamos una idea, es tan “nueva” como el pecado original, es decir, la tentación del hombre de apartar a Dios y comer del árbol de la ciencia, del bien y del mal. Lo que son nuevos son los métodos, y eso es lo que nos debe mantener alerta.

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