Steve Jobs, Bill Gates, los Reyes
de España, el ex - futbolista Raúl González, así como numerosos altos
directivos de multinacionales tecnológicas. Cada vez son más las informaciones
que nos llegan sobre celebridades que han tomado conciencia de los peligros de
exponer a sus hijos demasiado tiempo a las pantallas, bien sea de móviles,
tabletas, ordenadores e incluso la propia televisión. Muchos de ellos incluso
matriculan a sus hijos en elitistas escuelas que hacen gala de utilizar como
método educativo el papel, el bolígrafo y la tiza de toda la vida, y donde no
reciben clases de informática hasta la adolescencia.
Sin duda, la ciencia avala estas
actitudes, pues son numerosísimos los estudios que alertan sobre los graves
peligros que sobre el aprendizaje, el desarrollo cerebral, la personalidad del
niño, e incluso su propia integridad física y moral, tiene la exposición
significativa a dispositivos electrónicos.
Todo ello ocurre mientras en el
mundo paralelo de los mortales, se intensifica la avalancha de la llamada “era
digital”, donde los niños adquieren (mejor dicho, sus padres les adquieren)
dispositivos electrónicos a edades cada vez más tempranas, y las escuelas
normalitas de las ciudades cantan a los cuatro vientos las bondades del
aprendizaje electrónico.
Valga lo anterior para introducir
la idea de que cada vez es más evidente que las modas no lo son tanto. O, al
menos, no lo son para todos. El establishment
chic no quiere para sus adorados
retoños el pienso compuesto que proporcionan a la chusma las nuevas tecnologías, y
prefieren la delicatessen de lo
tradicional, el contacto con la naturaleza, la antigua usanza. Muchos de los miembros de ese establishment,
al tiempo, se lucran con el comercio masivo de ese rancho, bien sea de los
dispositivos, o de su contenido.
Esta situación recuerda
claramente a otras ya vividas en el pasado y en el presente: mientras personajes
como Fidel Castro han proclamado las bondades del comunismo, ha amasado durante ese tiempo una
fortuna superior a la de la Reina de Inglaterra, y al pueblo sólo le ha
socializado la miseria. Mientras los teóricos liberales defendían ante las
masas de obreros esclavizados por el manchesterismo las maravillas del capitalismo
liberal, solamente ellos gozaban de un estatus de vida que permitiese ser
mínimamente libre. Mientras se nos vende continuamente que el ciudadano es
soberano porque vota de vez en cuando (aunque sea mucho), sólo las oligarquías
plutocráticas son realmente soberanas, pues ellas tienen el poder de quitar y
poner gobiernos aquí y allá. Mientras las masas aborregadas votan a quienes
dicen que han venido para borrar la corrupción, éstos se reparten lo que queda
del pastel en corruptelas nepotistas si cabe más obscenas que las de sus
predecesores.
Todas las situaciones anteriores
tienen un denominador común: el uso de las ideologías como instrumento de
dominación social. Y el caso de la era digital no es una excepción: mediante el abuso de dispositivos electrónicos
se atonta al personal, y si al hecho de su abuso unimos la concentración de
basura que puebla sus contenidos, el atontamiento y adoctrinamiento son dobles. Que un niño de diez
años tenga el último modelo de Ipad y se pase horas en las redes sociales es lo
más glamouroso, lo más chic, lo más guay. Pero lo visto es que es lo más glamouroso del barrio, lo más chic
de la alcantarilla, lo más guay de
entre la chusma mundial. Lo glamouroso,
lo chic, lo guay de verdad es pertenecer a ese estatus de quienes miran desde
la atalaya del desprecio y la indiferencia a esas masas a quienes se pretende
adocenar en su propio beneficio. Y los que pertenecen a ese estatus comparten
carcajadas mientras disfrutan y recaudan los efectos de socializar la moda
digital, que no hacen sino perpetuar su estatus en lo que se ha convertido una auténtica sociedad de castas del siglo XXI. Para los demás, nuestro sino es ser parias digitales, a que nos regodeemos en nuestra propia desgracia, a que siendo esclavos nos creamos libres, o en el peor de los casos, seamos felices como esclavos, cumpliéndose así la profecía de Aldous Huxley.
Hola primo, coincido totalmente con tu exposición.
ResponderEliminarUn saludo.
Que opinas de esto primo?http://www.cesarvidal.com/index.php/Podcast/escuchar-podcast/editorial_golpe_de_estado_en_cataluna_16_03_17
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